domingo, 5 de agosto de 2012

Que las tres de la madrugada, no son horas.

Me he dado cuenta de lo dificil que es querer y ser querido del mismo modo.
Puede haber amor, y amor correspondido y no funcionar, pueden quererte más de lo que quieres que te quieran, o menos, o diferente.
Y claro, esto es un poco como ofrecer pan a quien se muere de sed. Como palomitas de maiz con mostaza, como decir: tengo frío  y obtener una manta en vez de un abrazo, un poco triste, para qué engañarnos.

Y he pensado mucho esto, no creais lo contrario, y de un resbalón he caido en la cuenta de cuánta gente me ha querido sin yo saberlo, sin saber(me) querer, que no es tan dificil.
Analfabetismo sentimental.

Hay quien quiere con miedo, y cuando todo marcha se asusta, reniega, huye y casi sentencia a pares o nones sus sentimientos.
Hay quien quiere ser querido, y corre, y sufre si va despacio, y se confunde porque quiere hacer de un amor pequeño un amor inmenso, que nunca existe.

Y él... bueno, hay quien quiere, y sin querer quererlo evitar, hace daño.
Yo que jamás crei en esta forma de amor intentaré explicarlo.
Lo llamaremos querer, querer con egoísmo.

Es Agosto en el hemisferio que habito y las playas se llenan de niños con sus redecillas y sus migajas de pan.
Imaginemos el caso del niño que atrapa un pececillo, y lo ve un logro, lo ve grandioso, sencillo, bonito. Y por haberlo conseguido, lo cree suyo.
Y el pez es feliz con su comida y su agua templada tirando a mediofría.  Puede que este solo, pero se conforma con la mirada tierna del niño que se siente dueño... esto no es muy propio de los peces, no?
Bueno, el caso es que llega la hora de partir sin beso y sin flor, y el niño decide llevarse a casa al pez, que morirá si no salta a tiempo, de hambre, de calor, de frío o lo que es peor, de soledad.

Pero el niño no pretende eso, se convence de que sabrá cuidarlo ahora que lo tiene, no quiere darle libertad por miedo a perderlo porque al fin y al cabo siente que no puede desprenderse. Y eso es querer, es un amor egoísta pero es amor, no?

Y bueno, me perdonais la incorrección, la mediocridad, la ausencia de recursos e incluso acentos y puntuación adecuada, la incoherencia ocasional y la poca sutileza de las metáforas porque después de meses sin darle a la pluma y escribiendo desde una tablet no se puede pedir mucho más.

Ah, y sobretodo porque las tres de la mañana... no son horas.