jueves, 16 de febrero de 2012

Fiera. (1) Buenos días

Aquel día se había levantado realmente indignada. Morfeo había traído  consigo un "regalito" un tanto desagradable, había roto el pacto. Nunca debería haber vuelto a soñar con él.
Miró el reloj, las nueve de la mañana. <<Joder, encima madrugar en sábado>>
Encendió el reproductor e hizo rodar un desgastado CD de Eminem. Ajustó el volumen: 13. <<Es temprano, la gente duerme>> Pero entonces se paró a pensar y aún más indignada constató que jamás había pasado del 18. ¿Cómo era posible? Decidida giró la ruedecilla bruscamente; llegaba hasta el treinta y dos. Decidió retroceder hasta el 29, los minutos que marcaba su machacado reloj digital.                                                                                                                                                                                              <<Fuck vecinos, yo soporto a los críos del tercero y a los retrasados del "B" cuando ponen su estúpido pop barato en no-sé-qué emisora de tres al cuarto>>
Se acordó de los del "C", el piso de en frente. Una pareja de entre sesenta largos y setenta cortos y aquel particular nieto suyo, <<que no tendrá más que un par de años más que yo y ni siquiera se digna a saludarme...>>. Al menos ellos no molestan, de hecho son extrañamente silenciosos. A veces me pregunto si no esconderán un cadáver  en el desván o algo así. Tengo demasiada imaginación. Al final llegó a una conclusión sencilla: No se iban a morir por un poco de música.
Supuso que en casa no había nadie así que no se molestó en adecentarse antes de salir de su habitación. En alguna ocasión se había topado con los amigos de su hermano en la cocina y, en lugar de avergonzarse por su realmente desastrosa pinta (probabilidad de ojeras, pelo enmarañado recogido en un moño impreciso y poco más que ropa interior escandalosa y una camiseta de asillas encima) les dedicaba una mirada superficial y pedía con tal rotundidad que le acercaran algo de comer que cualquier intención de broma al respecto desaparecía en el acto.
Y de veras que aquella no era la mañana adecuada, pero las cosas son así. B enfiló hacia la cocina intentando no recordar los detalles de su sueño cuando los descubrió. Ahí estaban su hermano y uno de sus "coleguitas" tan a gusto recostados en <<Mi sofá , de Mi salón, de Mi casa>> Enfadada eligió un zumo cualquiera de la nevera y ojeó la despensa. Nada interesante. Volvió al salón y saludó a Alex, su hermano mayor, que le revolvió afanadamente el pelo.
Observó a su acompañante y le dedicó una mueca. <<Se está comiendo las chocolatinas, Mis reservas para cuando venga Cris, Mis chocolatinas...>>. No tuvo tiempo para saltarle al cuello porque el susodicho allanador se atrevió a pronunciarse.
- Oye B... <<¿Cómo cojones sabe mi nombre?, bueno, al menos este no parece tan pardillo...>> ¿te puedo hacer una pregunta?
No entendía nada. B conocía a ese tío de poco más que de vista ¿qué querría saber a estas horas de la madrugada? Pasó de pensar más <<Suéltalo, no tengo toda la vida>> *Nothing personal*, ella es de esas que no tiene mucho tiempo para nada ni nadie, casi.
- ¿De dónde has sacado esos calcetines? ¡No me jodas! Con que llevas el resto a conjunto...        Alex sonrió ampliamente.
B miró sus pies deteniéndose en cada centímetro, no encontró ningún problema. <<Resulta que este también es imbécil>> Una sonrisa torcida moldeó la comisura de sus labios y Alex, viéndola venir, intervino oportunamente.
- Baja un poco esa música, anda. (El allanador comentó que a eso no se le podía llamar música) Además ¿de cuándo es ese CD?
Le hubiese gustado responder que de 1998, que era toda una proeza haberlo conseguido porque ya no estaba a la venta, que valía su peso en diamantes. Pero hoy no, la situación le parecía inaceptable y encima un tío que engullía como un cerdo se presentaba en su casa para meterse con sus calcetines de colores. No iba a soportarlo, era sábado por la mañana. Apretó los puños y se puso a dar voces.
- Para que te enteres, orangután, no creo que mi ropa interior sea de tu incumbencia ¡Y deja de comerte de una jodida vez mi comida basura!                                                                                         En cuanto a ti, hermanito mio, vienes dos veces al mes, no tienes absolutamente ningún derecho a protestar por mi música ¡Ni por nada de esta casa! ¿Lo pilláis? Bueno, Alex, tal vez a él (señaló al tío aquel) tendrás que repetírselo, no parece muy avispado.
Y mientras Alex reía hasta el llanto, lanzó una mirada a Simón, que por lo visto se llamaba así,<<hasta el nombre lo tiene de gilip...>> a la que este respondió con una frase que desarmó por completo a B.
- ¿Qué tienes, fiera?
Y aunque pensó <<si te cuento, amigo, si te cuento no acabamos. Al menos no hoy, pero básicamente tengo ganas de él, o de Cris, sí, Cris es la mejor...>> (Eso, soy la mejor) se giró y de camino a su cuarto gritó:
- ¡Ganas de matarte! - Y la última sílaba quedó sepultada por un portazo.
<<Volumen: 32. Fuck vecinos & fuck Simón>>
Pero eso, Nothing Personal.

No hay comentarios: