jueves, 23 de junio de 2011

Pregúntame ahora cómo estoy.

Quiero decírtelo, joder, quiero soltarlo y no puedo.
Ir a buscarte y gritarte que te lo dije, que no somos tan parecidos, que mentiste o has cambiado demasiado. Que no te quiere, y no te das cuenta... que ya veremos lo que pasa cuando llegue septiembre.
Que echo de menos las horas hablando, cuando no te importaba poner un corazón o dos, que te llamase por tu diminutivo o por tu nombre, cuando decías que te hacía sentir mejor.
Cuando parecía que solo existías tú y se me olvidaba todo... cuando me costaba admitirlo pero te consideraba parte de mi vida, cuando intentaba explicarle al mundo que te quería como nunca a nadie, pero solo como amigo, y no me entendían.
Cuando me comía la cabeza pensando en qué decir para sacarte una sonrisa... cuando conseguí que cambiases un poquitín por mí, aunque fuese aquel mínimo detalle. Cuando nos pasábamos y nos mandábamos a la mierda, cuando descubríamos más y más cosas en común, cuando yo arriesgaba mi vida social y la integridad de mi cara por quedarme hablando contigo o cuando te quedabas hasta las tantas para hablar conmigo, cuando estabas jodidamente mal y yo lo sabía aunque intentases disimularlo.
Cuando decidí confiar en tí, cuando insistí en que me llamases, cuando decías que éramos únicos en nuestra especie, cuando te enfadabas si decía que no lo éramos, cuando  lo hacía yo y no aguantaba más de diez minutos, cuando no hacía falta sacar temas de conversación, cuando nos perdonábamos los golpes bajos, cuando aprendiste a reír...

Joder, cuanto te voy a echar de menos...

2 comentarios:

Maktub dijo...

Lindo blog! Te sigo (:

http://luveisall.blogspot.com/

Naïve dijo...

Absolutamente increíble, Alicia. Esta vez no diré "como siempre", porque creo que te superaste como nunca con este texto.
Me sentí identificadísima (y esto si que es como siempre).
Es tan duro ver como esa persona a la que dedicaste mil y una horas se aleja poco a poco... te entiendo bastante bien. Cada segundo en su compañía permanece a tu lado constantemente, y eso duele. Duele decir adiós, la verdad. Pero te diré algo: si esa persona se marcha de tu vida es porque nunca mereció estar en ella. Que está ciego si no ve todo lo que sientes y transmites con cada palabra, y que después de la tormenta sale el sol, y algún día fíjate bien en el horizonte porque estará ahí para ti :)
Siento haber estado tanto tiempo sin pasar por aquí, pero me he estado preparando para las pruebas de acceso a la universidad y casi no he podido bloggear. Pero bienvenido sea el verano, que ya estoy de nuevo por aquí! :)
Un abrazo enorme, sigue así