sábado, 9 de julio de 2011

Mi telescopio no admite a los incrédulos, hace reales tus sueños pero no cumple deseos.


Aquella noche me llevó a la terraza para ver la luna. Él, más experto, conducía el telescopio y de vez en cuando me indicaba el nombre de las estrellas de alguna constelación.
Me separé del aparato para que pudiese enfocarlo hacia, según él creía, el planeta Marte.

- ¡Una estrella fugaz! Bien; Deseo que no nos separemos nunca.

Aquella frase hizo que me sintiera engañada y no pude evitar apartarle de mí. Ambos sabíamos que al cabo de un año él se iría, como en las películas, a vivir a Nueva York y nada sería lo mismo.
Me miraba inquisitivamente, y yo sabía que pronto lo adivinaría aunque no yo no me pronunciase al respecto.
- No ha habido ninguna estrella.
- Sí, solo que ha pasado muy rápido... ya sabes, FUGAZ.

Aun reía cuando se acercó de nuevo a mí. Ahora estaba realmente indignada, mi mejor amigo se iría y no había forma humana de evitarlo. Seguía furiosa.- La habría visto. -Le espeté y mi hostilidad era casi palpable.
- Bueno.. ¿y a ti qué te pasa ahora?  
Vale... no había ninguna estrella pero ya verás que mi deseo se cumple.
Me pareció ver en él la ilusión de un niño cuando le entregan el helado por el que tanto ha pataleado. La imagen me hizo sonreír.
- ¿Ah, sí? ¿Cómo?
- Amiga mía, ¡este telescopio es mágico! Una vez al año, cuando la luna está llena...
- Menguante.    -sonreíamos ya de oreja a oreja-
- Eso.. ¡menguante!, los deseos se hacen realidad.
- No sé cómo hacerlo...
- Es fácil, mira -tomó mi mano y la colocó sobre su pecho- ¿lo sientes? Ahora solo tienes que cerrar los ojos y pedir tu deseo.
- Abrázame. (...)
¿Puedo pedir otro deseo?
- Tantos como estrellas ves en el cielo.
-  No me sueltes nunca, porque si lo haces voy a extrañarte siempre.

Se separó unos centímetros que a mí me parecieron un abismo. Me apartó el pelo de la cara y miró de nuevo al cielo. Se tomó su tiempo antes de responder.
- No lo hagas.
- Tenía que intentarlo, ¿no?
- Supongo que sí. (...)
- ¿Quién te ha dicho que dejes de abrazarme?


Y mientras respiraba de su aire me susurró que me mandaría una postal cada mes y que ya sabia que nunca le había gustado hablar con una pantalla.
No comentamos nada más hasta después de un buen rato.Fui yo quién rompió el silencio.
- Creo que te han timado, ese trasto no es mágico porque al final, como en la canción, el telescopio no puede hacer realidad mis deseos.
Besó suavemente mi mejilla y me dedicó la más bella de las sonrisas.

- ¿Qué canción?
- La qué cuenta como acabó nuestra historia cuando te fuiste a la otra punta del planeta.

1 comentario:

doѕ locoѕ ғelιceѕ! dijo...

Ahyyyyy!! Que bonitoooooo!!!

Sobre todo la frase final!! Me ha matado!!

Un besito!